'El juego del calamar': Un hombre es condenado a muerte en Corea del Norte por pasar la serie de contrabando
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Al explicar de dónde venía El juego del calamar, el director y guionista Hwang Dong-hyuk afirmó su intención de realizar una metáfora sobre la sociedad capitalista moderna, donde “los juegos de la serie se alinearan con los deseos de la gente por obtener el premio gordo en cosas como las criptomonedas, los bienes inmuebles y las acciones”. Una auténtica crítica al capitalismo que, además de dar lugar a divertidos memes y videos virales de Tik Tok, ha tenido consecuencias más serias como una demanda a Netflix en Corea del Sur por exceso de tráfico en internet y la imagen con el mono rojo que ha protagonizado las protestas de los trabajadores de ese país. Sin embargo, donde El juego del calamar ha producido las reacciones más furibundas no ha sido allí, sino en la vecina Corea del Norte, donde van a ejecutar a un hombre por distribuir la serie.
Las autoridades norcoreanas habían prohíbido la serie por describir “la triste realidad de una sociedad surcoreana bestial”, pero el éxito de la serie más vista de Netflix (que con un considerable presupuesto para tratarse de una serie debutante ha aportado de beneficios a Netflix casi 1.000 millones de dólares), ha supuesto un auténtico desafío para el Grupo de la Oficina de Vigilancia 109, la fuera de censura especializada en requisar los videos ilegales en Corea del Norte. A pesar de dedicar todos sus esfuerzos la serie llegó igualmente al país. Según Radio Free Asia (RFA) el contrabandista responsable ha sido condenado a muerte por ello.
Según las fuentes de RFA, El juego del calamar fue introducida de contrabando desde China, donde Netflix tampoco está disponible pero la serie se ha pirateado ampliamente. El contrabandista las habría introducida en Corea del Norte y distribuido mediante la venta de memorias USB.
Hace unos días, gracias un soplo las autoridades norcoreanas habrían sorprendido a siete estudiantes de secundaria viendo El juego del calamar. Se inició así la investigación y la serie de interrogatorios a los menores de edad que ha desembocado en la captura del contrabandista, que será ejecutado por un pelotón de fusilamiento.
Por su parte, el estudiante que compró la copia ha sido sentenciado a cadena perpetua, mientras que los otros seis espectadores clandestinos fueron condenados a cinco años de trabajos forzados y los maestros y gestores del colegio han sido despedidos y se enfrentan al destierro en regiones remotas del país. Según RFA, circulan rumores de que solo habría podido librarse del castigo un estudiante gracias a que su padre pudo sobornar a las autoridades por 3.000 dólares. Los castigos tampoco se detendrán aquí, sino que la investigación pretende rastrear a todos los implicados en el tráfico ilegal de la serie.
No es la primera vez que ejecutarán en Corea del Norte a alguien por la distribución clandestina de productos culturales prohibidos, pues según otros informes en abril de este año ya se ejecutó a un hombre por vender discos y CDs de material surcoreano. Sí es, en cambio (siempe según RFA), la primera vez que un caso semejante involucra a menores de edad.
Todas estas sentencias tienen lugar en el marco de una nueva ley de “Eliminación del pensamiento y la cultura reaccionarios” promulgada el pasado año, en la que se de destina la pena máxima por ver, retener o distribuir medios de comunicación de países capitalistas, especialmente de Corea del Sur y de Estados Unidos.
El Gobierno de Corea del Note parece estar muy preocupado por la infiltración en sus fronteras, más cerradas que nunca a raíz de la pandemia del coronavirus, de contenido extranjero. Según un informe del Washington Post de 2019, los medios de comunicación surcoreanos son considerados como especialmente peligrosos por las autoridades pues alientan a las personas a escapar, y tanto el K-pop como la música pop estadounidense representan una amenaza fundamental para la unidad del país.
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